lunes, 21 de diciembre de 2009

5ª Etapa Ruta del Quijote


 
5ª Etapa Ruta del Quijote

La Quinta ruta discurriría entre Los Yébenes, Consuegra y Urda.
Sábado 14 de octubre, al despertar tuvimos una desazón, pues cuando la lluvia asomo nuestros planes jodió.



 





Salimos a pie de la posada, y nos fuimos a la parada.
Allí encontramos un guía, que a Urda nos llevaría.
Los hidalgos D. Antonio y D. Francisco hicieron el recorrido con mucha flema y gozo, y el guía fue amable y decoroso.


Una vez que llegamos a Urda, con nuestro carro volvimos a recoger a los hidalgos D. Arturo y D. José María a Los Yébenes, pues allí nos esperaban.



De nuevo regresamos a Urda, dejamos nuestras monturas y decidimos hacer la ruta que planeada estaba.


Marchando a Consuegra y su Castillo, pues el estar tan cerca el no visitarlos sería todo un castigo.



La zona es perfecta para gigantes y molinos, pues como vuestras mercedes apreciaran, cuando el viento dice a soplar difícil es de aguantar.

 









Visitemos pues el Castillo, pues creo que será entretenido.





El hidalgo D. Arturo buscando fuego decía, pues con velas bendecir el Castillo quería, y de paso su cumpleaños celebraría.





Luego los hidalgos probarse quisieron en el arte de la guerra, con espadas y picas, y a ver quienes son los hidalgos que les replican.

 



Dejamos las herramientas de la guerra, y seguimos recorriendo habitaciones hasta llegar a lo alto, con unas vistas y un esplendor que te abría el corazón.



 


Regresamos desde lo alto y terminamos la visita, pues a Consuegra nos marchamos a comernos unas cositas.













Al anochecer volvimos a Urda, luego fuimos a comprar provisiones unos quesos y fiambres, pues fama tienen estas tierras de buen comer y beber y así lo creemos merecer.






Pues la ruta emprendida así fue concluida.
No sin dificultades, pues las marcas de los caminos conducían a estropicios y engaños, pero la pericia y la experiencia de estos hidalgos son muchas.
Como así ha quedado demostrado, acabando una parte de la Ruta del Hidalgo D. Quijote de la Mancha.
Más tarde en la casa rural Los Laureles cenamos como los hidalgos se merecían.





A la mañana siguiente nos despedimos de los propietarios Los Laureles, con mucha flema y cortesía, pues así lo merecían.

Recogimos nuestras Rocinantes, y marchamos camino de nuestros hogares.


Siempre con la inquietud de volver algún día, y pensando que para el año siguiente, que nueva ruta nos esperaría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario