lunes, 23 de noviembre de 2009

5ª Etapa Camino de Santiago

LEÓN - PONFERRADA

Autores:
Arturo Murcia
Francisco Astorga
DESPLAZAMIENTOS:
COMIENZO DEL CAMINO
CEUTA -BURGOS
BURGOS – RONCESVALLES
EL REGRESO DE LOS PEREGRINOS

ETAPAS:
RONCESVALLES – ESTELLA
ESTELLA – BELORADO
BELORADO – FRÓMISTA
FRÓMISTA - LEÓN
LEÓN – PONFERRADAPONFERRADA – PORTOMARIN
PORTOMARIN – SANTIAGO DE COMPOSTELA

DATOS DE INTERES:
Según nuestros velocímetros.
Kilómetros recorridos, 105.92
Medía alcanzada, 14.10 Km. h.
Tiempo real en la Bicicleta, 7 horas 28 minutos.

Kilómetros acumulados: 547.300


La noche fue "movidita", pues como os comenté anteriormente, Juan Manuel y Paco hasta ese momento casi siempre habían tenido las habitaciones peores, y eso que normalmente, y para “limar asperezas", gozaron del privilegio de elegir primero, y esta vez desde luego también les tocó la peor.

Cuando entramos por la tarde en las habitaciones, la suya tenía un ventanuco en alto que no se sabía muy bien donde daba, pero como lo que fundamentalmente buscábamo
una buena ducha y una cama en condiciones, y eso lo tenía, no pusieron mayor pega. El problema fue que ese ventanuco daba a un pub, y por la noche la música empezó a oírse y a no dejarles conciliar el sueño.
Yo que normalmente tardaba un poco en dormirme, sobre la 1,30 h. oí trasiego en el pasillo y pensé que menudo jaleo se traía la gente que no tenía consideración con los que duermen.

Lo que no me podía imaginar era que los que andaban fuera eran Juan Manuel y Paco que estaban haciendo una “peregrinación particular” hacia otro cuarto mejor situado.

Pasó el tiempo y todavía no había podido conciliar el sueño cuando por la ventana de mi habitación, que daba a un patio con otras viviendas, comencé a oír unos gemidos femeninos en un tono sugerente.

Era evidente que estaban echando un "kiki" o "practicando sexo" como
queráis llamarlo.

Los gemidos fueron "in crescendo" hasta llegar a un punto de clímax en el que me entraron ganas de aplaudir al acompañante de la señorita y gritarle "torero, torero y ole" pues parece ser que realizó una faena de oreja y rabo.

Por la mañana cuando nos vimos todos, les comenté lo que me había pasado y Juan Manuel y Paco debido al cambio de habitación también lo oyeron.

Como ellos dos estaban despiertos comentaron la "faena" y confesaron que uno de los dos llegó a ponerse algo "tierno" y el otro decía que de tierno nada que más bien duro, José Mª. no se entero de nada y me decía que por que no le había llamado, pues también le hubiera gustado hachar un “kiki” de oídas.

Con dos cojon........Antes de partir le preguntamos a Juan Manuel que como estaba su culo después de unas “toneladas” de Mytosil y unas horas de descanso, y nos comentó que algo mejor, que por supuesto seguía adelante pero que iba a probar eso de no usar calzoncillos, que os adelanto, le fue mucho mejor, pues aunque el culo al final del día. le dolió, no fue un dolor mayor del que teníamos los demás, y el fantasma del abandono ya no volvió a hacer su aparición.

La salida esta vez fue más temprana. A las 7,30 h. ya estábamos dando pedales ya que sabíamos que las jornadas de Castilla habían quedado atrás y hoy nos enfrentaríamos a uno de los puertos importantes del itinerario Jacobeo, que es la Cruz de Ferro.
Abandonamos la ciudad pasando por delante de la portada del incomparable hostal de San Marcos que en la actualidad es un parador nacional.

La salida de la ciudad se nos hizo un poco agobiante pues es una autovía que va en dirección a Astorga con gran densidad de tráfico, y aunque buscamos una carretera secundaría como ruta alternativa no encontramos nada, así que con precaución seguimos por el arcén hasta que la doble vía se convirtió en una sola.

Tras el desayuno que hicimos a pie de carretera, nos volvimos a encontrar con los maños que llevaban un ritmo más vivo, nos saludamos y durante el ratito que estuvimos charlando vimos que posiblemente pudiésemos coincidir en Santiago así que quedamos en estar atentos por si nos veíamos allí, cosa que fue imposible pues no imaginábamos la cantidad de gente que nos íbamos a encontrar en esas fechas.

Seguimos por nuestra ruta rompe piernas y la anécdota significativa fue encontramos a un minusválido en una silla de ruedas preparada, haciendo el camino como uno más.

Esto te pone los pelos de punta pues llegas a preguntarte que tiene esta peregrinación para que la gente se supere de esa manera: es ¿fe?, ¿reto? ¿deporte.......? la verdad es que cada uno tiene una motivación pero desde luego, ver cosas como la que os describo te hace darte cuenta que nosotros no teníamos ni la mitad de dificultades que él, así que le saludarnos con admiración y con los ánimos renovados lo adelantamos.

Hasta antes de llegar a Astorga llevamos un buen ritmo de pedaleo y a lo lejos vemos unas "Presas con colores llamativos" y decidimos darles alcance, resultaron ser unos ciclistas catalanes.

Rápidamente comenzamos a charlar con ellos y Paco los inmortalizó como corresponde, tras rodar un rato juntos nos dejaron pues nuestro ritmo era más vivo que el suyo, así que con gran satisfacción de José Mª., que eso de dejar gente atrás le "ponía", les comentamos que lo mismo nos veríamos en Astorga.

Seguimos nuestro camino y esta vez alcanzamos a una pareja de vascos que no andaban mal, pero tenían la ventaja de llevar bicicleta de carretera y coche de apoyo que les transportaba el equipaje.

Tras quedar impresionados al decirles que habíamos recorrido esta distancia desde Roncesvalles en tan solo cinco jornadas nos despedimos de ellos, pero a lo largo del día nos los encontraríamos varias veces.

Sobre las 11,30 h. y tras salvar un duro, aunque corto, repecho entramos en Astorga, preciosa ciudad en la que nos detuvimos un buen rato.

Aquí lo primero que visitamos fue la plaza del ayuntamiento que tiene un encanto especial.

Después nos dirigimos al Palacio Episcopal construido por Gaudí y junto a el por último visitamos la catedral, esta llama la atención pues está construida con una piedra rojiza que le da al conjunto una tonalidad muy peculiar.

En esta ocasión llegamos a tiempo de visitarla por dentro, y así lo hicimos, sellamos y un sacerdote joven nos ofreció una oración especial para peregrinos que recibimos con devoción (incluido el hereje de José Mª.) pero con el apuro de Paco por su indumentaria.

Resulta que en una de las muchas marchas cicloturistas que realiza a lo largo del año compró una equipación con unos diablos bien grandes pues la marcha se denomina el Infierno del Sur, y la verdad estar rezando en una iglesia con diablos en el pecho y espalda, parece algo irreverente, así que con los brazos cruzados intentando tapar las figuras comprometedoras, no pudo ni hacerse la señal de la cruz, pero al final todo terminó bien y concluimos nuestra visita a la catedral sin ser excomulgados.

Como era la hora del bocadillo decidimos sentamos en una terraza donde nos encontramos nuevamente con los catalanes, estuvimos charlando sobre el puerto que teníamos que subir y uno de ellos comentó que ya lo había hecho en otra ocasión y que esperarían al día siguiente para afrontarlo a primeras horas que hace menos calor.

Nosotros no podíamos hacer eso, así que compramos unos embutidos y pan y decidimos salir y comer cuando coronásemos el puerto pues esa sería más o menos la hora de almorzar.

Nos despedimos de los catalanes que ya no volveríamos a ver más y salimos de Astorga.

El primer pueblo que nos encontramos fue Castrillo de los Polvazares, en esta pequeña población, que por cierto es preciosa, me cayeron dos lagrimones pues vi como por segunda vez en mi vida se esfumaba la posibilidad de saborear un típico cocido Maragato, especialidad de la zona a base de carnes varias, garbanzos y sopa degustados por este orden, pero ni la hora ni la dureza de lo que se nos avecinaba lo aconsejaban así que pasamos de largo, pero en nuestra "agenda de viajes" sigue quedando una asignatura pendiente que algún día tendremos que aprobar.

El calor en esos momento comenzaba a apretar y nos amenazaba con proporcionamos una subida dura, pero la cercanía de Santiago y los días que llevábamos pedaleando nos habían endurecido, así que llegamos a Rabanal del Camino donde nos cruzamos con los vascos que habían parado a reponer fuerzas.

 A partir de aquí el camino empieza a empinarse hasta que llega a Foncebadón, puerto que está a 1440 m. de altitud.

Hasta llegar aquí encontramos duras rampas en ascensión continua y exigente que no te da un respiro.

Como era habitual tiraron con su ritmo más vivo José Mª. y Juan Manuel, y yo a mi ritmo machacón, voy subiendo sin prisa pero sin pausa. Paco, como siempre, subiendo y bajando hizo mas trayecto que nadie pero el resultado fueron esas magníficas fotografías que ilustran este relato.
Coronando Foncebadón había un albergue que me entraron ganas de visitar, pero deseché esta idea y apreté el ritmo para salvar el último repecho que era bastante duro y que nos hizo llegar a la mítica Cruz de Ferro a 1505 m, de altitud, una vez aquí ya habíamos cumplido lo más duro de la jornada.

Tras rellenar nuestros bidones con agua fresquísima que manaba de una fuente, nos preparamos nuestros suculentos bocadillos de
los que dimos buena cuenta.

Antes de marchar cumplimos con la tradición de dejar a los pies de la Cruz las piedras que desde nuestras respectivas ciudades veníamos transportando.

Después de la dura subida nos esperaba la recompensa, y poco antes de iniciar un largo y tendido descenso paramos en Manjarín en el famoso albergue de Tomás el Templario donde sellamos.
La bajada es impresionante por una buena carretera sin apenas tráfico, en mitad del camino atravesamos una pequeña aldea construida en piedra el Acebo.
Al final del descenso nos encontramos la población de Molinaseca, que por las casas que vimos ha de ser un pueblo próspero.

Este lugar tiene un precioso puente y bajo él han preparado unas playas artificiales de césped, que en aquel momento estaban repletas de gentes refrescándose y nosotros si no hubiésemos ido como siempre justos de tiempo, habríamos hecho lo mismo.
Poco a poco llegamos a Ponferrada y en mi caso con las fuerzas justas, pues la dureza de la ascensión me ha pasado factura.
Entramos en nuestro final de etapa encontrándonos un bonito castillo.
Tras instalamos en nuestro hostal , llamado Santa Cruz, cenamos de tapas pero eso ya os lo contaré mañana.


 












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